Antes de trabajar en la empresa, la mayoría ya conocíamos El Corte Inglés como clientes. Algunos, además, la conocíamos como proveedores. Y, en las dos facetas, compartíamos la admiración que ese gran almacén despertaba en toda la sociedad española. Como clientes, no cabía ninguna duda de que ECI añadía una garantía -adicional e incrementada a la del fabricante- a cualquier producto que allí se adquiriese. Como proveedor, las obligaciones aceptadas por ECI se consideraban absolutamente seguras; sus pagarés, por ej., circulaban en los medios financieros como verdaderos billetes de banco: un pagaré de El Corte Inglés tenía el mismo valor que los billetes del Banco de España.
Después. Cuando entramos en la empresa, pudimos confirmar esta percepción que ya teníamos. Durante el tiempo que estuvimos allí, no hubo ni un solo retraso en el cobro de la nómina y todas las condiciones laborales que pactamos con nuestros jefes se cumplieron fielmente.
El Corte Inglés era fiable y se ganó la fama de que siempre cumplía sus compromisos. Un prestigio del que todos nos hemos beneficiado profesional y particularmente. Porque, ser empleado de ECI ha sido un título que nos ha abierto puertas que nunca nos habríamos permitido acceder sin dicho título.
El compromiso, del que ECI hizo bandera y nos inculcó a todos los que por allí pasamos, tiene un valor muy alto cuando se asume de manera responsable. Porque aceptar un compromiso exige analizar muy bien la obligación que se adquiere, el esfuerzo que hay que realizar para su cumplimiento, tener en cuenta los imponderables que puedan surgir y estar dispuesto a solventarlos. Es cierto que algunas veces nos equivocamos, no medimos bien los factores y en esa actuación concreta el coste del cumplimiento es demasiado alto. Aunque nos arrepintamos de haber adquirido el compromiso, estamos obligados a cumplirlo y asó lo hacemos. Nuestro prestigio sigue intacto; eso posibilitará otras situaciones más favorables en el futuro y nos permitirá exigir lo mismo de los demás.
La Asociación de Veteranos de El Corte Inglés, compuesta por jubilados de ECI, nació con esa misma devoción al compromiso. En esa confianza, los socios fundadores no dudaron en adelantar de sus bolsillos particulares las modestas cantidades que fueron necesarias para la constitución y posterior legalización de la asociación. Estaban convencidos, como así ocurrió, que AVECI les devolvería el préstamo en cuanto cobrase las primeras cuotas.
Ese fue el primer compromiso de tipo económico que la asociación cumplió; pero no fue el único. Fiel a su idea de ganarse un prestigio similar al que disfrutamos en nuestra etapa activa, somos puntuales en los pagos y el saldo actual de nuestra cuenta cubre las obligaciones dinerarias que debemos atender por los próximos tres años. Así que, somos solventes, tenemos capacidad para atender nuestros compromisos y estamos dispuestos a que nuestro prestigio no sufra mácula alguna.
En esta situación, sorprende que haya compañeros que no hayan pagado su cuota como socio. Un compromiso que voluntariamente adquirieron, cuyo cumplimiento no requiere un esfuerzo extraordinario -son 15 euros- y que obliga a la asociación a iniciar gestiones de impagados que nunca pensamos que podrían llegar a producirse.
Obviamente, son muy pocos los afectados y queremos pensar que no es que traten de “ahorrarse” los 15 euros; sino que, simplemente, no quieren molestarse en hacer las gestiones de pago. Y eso es, precisamente, lo que queremos denunciar. Pretendemos ser muy exigentes con el compromiso. Nunca pedimos a nadie que se comprometa. Pero cuando lo haga, criticaremos con severidad su incumplimiento.
Así lo aprendimos y así actuamos. Queremos poder decir que los socios de aveci, siempre cumplen.
Comments